Después de chirriarme entera en tan sólo escasos metros, unos hubieran echado pestes contra los nubarrones y El que los creó; pero a mí lo primero que me ha salido, es reírme sobre mis propios charcos!
Pensaréis: qué tía más rara… la cuestión es que si hubiera elegido mis katiuskas abanderadas y mi paraguas estampado parisino, no hubiera sido tanta la calamidad. Pero como siempre ocurre, no iba vestida para la ocasión.
Vosotros, ¿habéis preparado algo para San Valentín? Algunos dicen que es el Santo materialista, otros sin embargo, reivindican el amor de cualquier modo. También los hay que ni se acuerdan de la fecha…
Yo pienso que es un buen día para demostrar a aquella persona que te hace feliz, lo mucho que te importa. Pero sin pasarte; en lo simple encuentras bellezas inesperadas.
El tradicional ramo de rosas, una joya chispeante, unos finos stilettos, una escapada rural, una dulce caja de bombones o para los atrevidos, un conjunto sensual de ropa interior. Son algunas de las ideas que os propongo.
Por mi parte, en esta ocasión (y espero acertar esta vez), he pensado en seguir el lema “Keep It Super Simple” (KISS), lo que viene a decir: hazlo sencillo. Con disfrutar un ratito los dos juntos jugando con el renacuajo de la casa antes de acostarlo, me conformo.
Si tú todavía no lo has decidido, te ofrezco la posibilidad de celebrarlo con nosotros. La cena ópera San Valentín es un detalle más que especial.